Era una vez un conejo
al que solo le gustaba lo verde:
lechugas verdes,
brécoles verdes,
coles verdes,
guisantes verdes,
espinacas verdes,
alcachofas verdes,
pimientos verdes…
Para la escritora Ângela Madeira este relato es, en el fondo, la historia de todos, pequeños y adultos: “a menudo nos aferramos a la seguridad de lo que conocemos y tememos experimentar con lo nuevo, lo desconocido… Y es una lástima”. Además, destaca que “un mundo lleno de colores (como los de los alimentos que le ofrecen al conejo) es mucho más divertido”.